Apología de la luz - Jorge Espina
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sábado, 21 de abril de 2018
NATAN ZACH - UN PEQUEÑO ERROR EN LA MÁQUINA
UN PEQUEÑO ERROR EN LA MÁQUINA
Cuando vinieron, los nazis fueron muy amables.
El padre era un conocido, al menos para ellos.
La madre, una italiana, no era ningún problema.
Pidieron unos datos, nada más, la rutina.
Entraron en casa y ni osaron sentarse.
Pero esa misma noche, es increíble, llamó un amigo policía.
Dijo que había que irse y, si era posible, en menos de una hora,
porque el veredicto ya había sido anunciado–
Por el dinero, como siempre. Los judíos tuvieron
siempre dinero, y Judas Iscariotes nunca faltaron, ni
siquiera entre los judíos. Así pasó una hora
y pasaron dos horas, dos horas muy difíciles
para un hombre al que le resultaba difícil decidir.
Pero con la primera luz de la mañana
cogió a su hijo y su mujer diciendo
palabras tranquilizadoras, como: es sólo temporal
un pequeño error en la máquina. Ya veréis, antes de fin de año
estaremos de vuelta. Dijo una vez y otra
y a la tercera se puso a llorar: no puede ser,
no puede ser que esto me pase a mí...
*****
EN CONTRA DE LA SEPARACIÓN
Mi sastre está en contra de la separación.
Por eso, dice, no se va; no quiere separarse
de su única hija. Está definitivamente
en contra de la separación.
Una vez se separó de su esposa
y nunca más la vio (Auschwitz). Se separó
de sus tres hermanas y tampoco jamás
volvió a verlas (Buchenwald). Una vez
se separó de su madre (su padre
murió de viejo). Ahora
está en contra de la separación.
En Berlín él era
el mejor amigo de mi padre.
Pasaron buenos tiempos en aquel Berlín. Ese tiempo
pasó. Ahora nunca se irá. Ahora, está
definitivamente (mi padre
murió entre tanto),
en contra de la separación.
*****
Natan Zach
Continente perdido
Traducción de Jenaro Talens
Visor de Poesía
sábado, 14 de abril de 2018
CHARLES SIMIC - PÍCNIC NOCTURNO
Con el corazón a la carrera
Ríndete al momento
ahora que has encontrado refugio
en el repentino chaparrón
bajo estos pequeños árboles de sombra.
Escucha los fuertes pinchazos
como si una costurera soñadora y despistada
estuviera cosiendo juntos
el tiempo y la eternidad para ti.
En la acuosa luz verde esmeralda
del final de la tarde,
las hojas, también, encuentran difícil
no estremecerse un poco
mientras escuchan la lluvia.
*****
Perro encadenado
Así es como va a ser,
una tarde gris con olor a nieve.
Dando vueltas al roble
¿cuánto crees que vas a tardar
en quedarte enredado?
Tu mala suerte fue ser cariñoso
con gente que quiere a su nuevo sofá
más que a ti.
Fred, pobre chucho, la noche
llega. Los niños que jugaban
al otro lado de la calle tuvieron frío
y volvieron a casa. Mira el humo
salir de las chimeneas
al cielo nublado, mientras puedas.
Pronto, ahí sentado, nadie podrá verte.
Tendrás que ladrar
aunque no haya luna. Ladrar y gruñir
para no sentirte solo.
*****
Charles Simic
Pícnic nocturno
Valparaiso Ediciones
jueves, 5 de abril de 2018
ALEJANDRO CÉSPEDES - ELEGÍA
II
Las lagrimas que viertes en la almohada
y que habrán de secar sin dejar huella
no son sino afluentes del pequeño
caudal con el que baja ya tu vida.
No has crecido y qué pronto desembocas.
Ni tiempo tus recuerdos han tenido
de ir rodando y haciéndose guijarros.
Te vas con tu memoria inestrenada
y has llenado el embalse de la mía.
III
La vida se está yendo
de ti como un silbido.
Vacía tus pulmones. Cuando expires
aire sólo será lo que tú fuiste.
¿Quién lo respirará, dónde ese aliento?
XI
Se encarama la luz,
por fin, sobre la fiebre de tu boca,
después de traspasar tan larga noche.
¡Qué avalancha de muerte traen tus venas
y qué frágil velero te transporta!
Tienes los labios ácidos,
agrietados,
cansados de remar contra el insomnio
que rompe como espuma en la mañana.
Están varados, tiemblan
en los escollos que ya enseña el día.
Rezuma por tu cuerpo la humedad de la vida.
Se evapora y te deja
sólo espuma salada
como sucio rocío
que marchita las células.
Sé que te estás muriendo entre mis sábanas.
Que me estás agarrando
y encerrando en la jaula del recuerdo.
Pero acudo al reclamo
aunque no haya horizonte en lo que ofreces.
Sé que ho hay horizonte
más allá de las bocas que ahora unimos,
pero intenta dormirte mientras besas,
sueñas,
terminas.
XIII
Por fin, no estás.
Abandonaste el campo de batalla.
No tenía tu cuerpo
trincheras que entregar a su enemigo.
Ni un milímetro más
podía retirarse en ti la vida.
Rendido
en una tierra de nadie,
en un hospital de nadie,
te has llevado contigo a tus verdugos.
Ya con el alma líquida,
en la fosa común de la memoria
yaces.
XVIII
Aunque he soltado el hilo de todas tus cometas
para ver cómo el viento las alzaba
y luego, a la deriva, se perdían,
han quedado varadas en el cosmos
y ocupan el lugar de las estrellas.
Así pueblan mis noches.
Se asoman luminosas por sus grietas,
guillotinan las sombras como un rayo de peces
y sus colas ondean y emborrachan la vista.
Cada noche se muestran, sonríen, se numeran,
emiten sus aullidos disfrazadas
de ese lobo sin fe que es la memoria.
Y yo rumio sus ecos,
son como el chicle insípido
que de niño pegaba en el pupitre
para irlo masticando un día tras otro.
Me siguen como un perro abandonado
al que un mal día, caritativamente, ofrecí pan.
XXX
A cada paso crece
el paisaje que forma mi pasado.
Una vasta planicie
se extiende desde el bosque de la infancia.
Se ha cubierto de verde
el desierto de los últimos años.
Hay tardes en que un grillo
saliendo de una cueva muy distante
hace que se detenga
el ritmo de mis pasos.
Miro hacia atrás y veo
los prados que he pisado.
Y sé que estás ahí,
en algún sitio,
y cantas.
*****
Alejandro Céspedes
Las palomas mensajeras sólo saben volver
IX Premio de Poesía Hiperión
sábado, 31 de marzo de 2018
TESS GALLAGHER - ¿PENSABAS QUE LA MUERTE ME DETENDRÍA?
Al amanecer, un viento del Norte ha zarandeado
la nieve de las ramas de los abetos. Ningún disfraz
dura demasiado. ¿Pensabas que no había vientos
debajo de tierra? Mi caballo tártaro prefiere
el viento del Norte. ¿Pensabas
que la muerte y un poco de tiempo me detendrían?
¿Acaso no me elegiste por mi condición
obstinada, por los ojos verdes que ahuyentaban
a los timadores y engañabobos de nuestra puerta?
He abierto un pequeño sendero, un círculo ovoide
alrededor de tu tumba, para mantener el calor
mientras te hablo. Soy la única
en el cementerio. Elegiste bien. Nadie
es tan obstinada como yo, y mi caballo tártaro
prefiere el viento del Norte.
TESS GALLAGHER
EL PUENTE QUE CRUZA LA LUNA
Bartleby Editores.
miércoles, 28 de marzo de 2018
LUIS MIGUEL RABANAL - MATAR EL TIEMPO
La luz que no ha vuelto desde el día tristísimo.
La luz que no entiende de los anómalos cuerpos.
No sabría pronunciar las palabras cuyo significado apaciguase
la zozobra insustituible de los otros.
Matar el tiempo matar el tiempo matar el tiempo.
*****
En el principio era la herida y su máscara horrenda,
era la luz que no se acababa de hacer jamás, eras tú
quien me miraba con bastante pesadumbre ver pasar
a los niños y a sus madres hermosas.
Más tarde llego la burla de la muerte, quiero decir su
malogrado descaro, no estar aquí.
En el principio era el consuelo o era el desconsuelo.
Y otra vez, rebosante, la bolsa de orina.
*****
Alguien se refiere a algo que fue a ocurrir en aquel preciso
instante.
Alguien conserva detenidamente el gesto de quien tuvo
que partir a la mitad su cuerpo, y no obstante ser dócil,
y amar sin extrañeza lo que no podría de ningún modo
amarse.
Soy yo ese testigo.
*****
Se toman las grageas y se machacan en un plato negro,
correctamente, sin locuras.
Los hechos que el otro ha ocultado lejos de ti se resuelven
ahora.
Treinta somníferos, treinta relajantes musculares, treinta
analgésicos o así.
Agregar una cucharadita de sal de frutas, por eso de la acidez,
para no sentir la consabida plenitud a los veintinueve
minutos de la ingesta.
Se trata de encontrar a quien me lo lleve a la boca y
acompañar todo ello de muchísima agua, agua de fuego o
aguarrás a ser posible.
Ojalá seas tú.
*****
Luis Miguel Rabanal
Matar el tiempo
Trea - Poesía
lunes, 26 de marzo de 2018
CHARLES SIMIC - APOLOGÍA DE LA PEREZA Y LA OBSERVACIÓN
Gente comiendo el almuerzo
Y pensando a cada bocado,
o eso parece, sentados como están
en el mostrador del café, mordiendo
sándwiches gigantes, masticando
y deliberando con cuidado antes de tomar
otro pequeño sorbo de sus refrescos.
El camarero con el pelo castaño
que toma nota se ha parado a reflexionar
con un lápiz detenido sobre su cuaderno,
el tipo con la gorra de béisbol azul
y la mujer con gafas oscuras
están completamente desconcertados
mientras remueven y remueven sus cafés.
Si levantaran la vista, podrían ver
al mismo Sócrates inclinándose sobre la parrilla
con un delantal blanco manchado y con un sombrero
hecho con el periódico de ayer
dándole la vuelta filosóficamente a una tortilla
en una pequeña sartén quemada por el fuego.
*****
Magde prepara tu tetera
Estamos siendo embaucados,
eso es bastante obvio.
Los abejorros están haciendo sus rondas,
el gorrión solitario
salta de un lado a otro con aire despreocupado
frente al gato tigre
despatarrado sobre la hierba nueva.
No hay nada de lo que preocuparse,
susurran las hojas.
Tu propia sombra se sienta en silencio a estudiar
una tela de araña vacía.
Dos hormigas que arrastran un grillo muerto
a un cementerio de grillos
se han detenido para rascarse la cabeza.
*****
El secreto de la habitación amarilla
La pereza es lo mejor. Recostarse en el sofá
vestido con una bata china
con las ventanas abiertas al calor,
la brisa despertando a las hojas.
Las moscas adormecidas en el techo.
La suave quietud de una tarde de verano,
como flotar con los ojos cerrados
boca arriba en un estanque
a rebosar de lirios de agua
e inhalar su aroma mientras se acarician.
La luz y la sombra se entretienen
en el techo, las hojas suspiran una vez,
después, ni tan siquiera eso.
Estupor majestuoso. Perturbado sólo a medianoche
para encender la pequeña lámpara amarilla.
*****
El gran casino
Casino del cielo
iluminado por estrellas de verano.
Esa es la máquina de discos del alma,
nos dice el viento de la noche.
Pero al preguntar qué monedas echarle
nos saluda con silencio pasmado.
*****
Charles Simic
Pícnic nocturno
Valparaíso Ediciones
sábado, 24 de marzo de 2018
DAVID GONZÁLEZ - KIEPENKERL
EL SOL EN LA CARA
nos daba el sol en la cara
y el manto de su luz
cubría nuestra desnudez:
se estaba bien allí, sí:
el sol nos daba en la cara
y se podía oír el rumor
del agua en el pantano
a dos o tres pasos de nosotros
se escuchaban también otros sonidos
beatíficos y adormecedores:
el de las aves del humedal
el de los insectos
o el de nuestra propia respiración:
se estaba bien allí, sí:
nos daba el sol en la cara
y teníamos los ojos cerrados:
*****
VENTANAS
en otros tiempos
cuando detrás de los cristales
se movían familias numerosas
las familias de la pobreza
por las galerías y ventanas
de las humildes casas de mi barrio
el barrio alto
circulaban vigorosas corrientes
de aire caliente y creatividad
y se diría que tenían vida propia
las galerías y ventanas
de las sencillas casas de mi barrio
el barrio alto:
asomándose a ellas
las mejores mujeres del mejor barrio
afilaban sus cuchillos y tijeras
arreglaban sus diferencias personales
comentaban chismes y habladurías
compraban pescado
sardinines fresques
y piedras de carbón
llamaban a gritos a su prole
regaban las plantas
y ventilaban sus asuntos más íntimos
sin ningún pudor
o vergüenza propia alguna
aunque eso sí:
siempre con mucho ingenio
desparpajo
y resplandor:
en otros tiempos
las galerías y ventanas
de las cochambrosas casas de mi barrio
el barrio alto
eran territorio habitado por mujeres:
sus hombres
por lo común
faenaban en la mar
se chumaban en el chigre
roncaban duras y apestosas realidades
o se sentaban en una banqueta en la cocina
el cigarro consumiéndose en sus labios
a estudiar el periódico del día
con el vaso de cristal y las uvas
peleándose sobre el hule de la mesa
mientras aguardaban
como chiquillos que todavía eran
a que sus madres les pusieran delante
el plato con la comida:
en cambio, en estos tiempos
en que detrás de cortinas y visillos se esconden
familias con un hijo o a menudo ninguno
las familias de la burguesía
por las galerías y ventanas
de las remozadas casas de mi barrio
el barrio alto
solo circulan las consabidas corrientes
de aire frío y silencio más frío todavía:
con la música a otra parte
se han ido las mejores mujeres de antes
y las de ahora
las de ahora ni locas se asomarían a ellas:
de modo que
como es natural
la vida animada se está apagando
se apaga
en esas mismas galerías y ventanas
pura fachada en estos tiempos
y solo de tarde en tarde
muy de tarde en tarde
si no descuidas la guardia
y permaneces atento
o no eres uno de ellos
abrigarás la ilusión de que la vida
quisiera prender y encenderse de nuevo
en las galerías y ventanas
de las desconocidas casas de ese barrio alto
que ya no sé si es el mío
o el de quién:
una cortina se descorre con disimulo:
una ventana se entreabre con sigilo:
una mano se asoma con precaución:
pero no pretendas engañarte a ti mismo
eso nunca:
únicamente se trata de hombres asustados
que salen a fumar a escondidas de sus mujeres
y que además ignoran
que cuando hacen eso
salir a fumar a escondidas de sus mujeres
es cuando mejor se les ve:
pálidos
y temblorosos
fuegos
fatuos:
*****
LA CASA DE ENFRENTE
últimos de diciembre
de una cualquiera
de estas últimas navidades:
noche cerrada y lluviosa
en la plaza de la soledad:
con un paño de cocina
un rodiellu le decía mi madre
limpio el vaho
del cristal de la ventana
para poder mirar fuera:
me ha parecido ver
luz
en la casa de enfrente:
luz
en la casa de
carlos y Cristina
dos hermanos
con los que solía jugar
de pequeño
en esta misma plaza
antes abierta y luminosa
incluso en diciembre:
luz, sí:
en la casa de enfrente:
pero no es más
que el reflejo
de una de las letras rojas
mayúsculas
de un cartel
en una de las ventanas
de la casa de enfrente:
SE VENDE:
*****
DAVID GONZÁLEZ
KIEPENKERL - LOS QUE VIVEN CONMIGO: 6
RULETA RUSA EDICIONES
lunes, 19 de marzo de 2018
KARMELO C. IRIBARREN - EL SECRETO DE LA VIDA
HABRÁ QUE ACOSTUMBRARSE
Lo de ser viejo
tiene que ser muy complicado.
Y no sólo
porque puedas morirte
cualquier día,
sino precisamente
por todo lo contrario,
porque eres viejo pero sigues vivo,
y el mundo sigue ahí,
moviéndose,
casi al alcance
de la mano,
pero ya
no se deja tocar.
*********
MÁS ALLÁ DE LA LÍRICA
Si pudiera
trasladar al papel lo que me dicta
ahora mismo la gracia de tu cuerpo
avanzando por la arena
hacia las olas,
y fuese
un poeta romántico al viejo estilo
en lugar de este ser de las cavernas
que al verte
sólo puede rugir,
te escribiría el poema de amor
que te mereces
y no estas sucias palabras de deseo
que sólo dicen la verdad.
*********
ESOS DÍAS
Hay días
en los que levantarse de la cama
suele terminar siendo
más que un acto rutinario
un gesto épico.
Y no me refiero ahora a las resacas
ni a que caigan
chuzos de punta ahí fuera
ni a que hayas roto on ella.
Me refiero
a cuando te quieren y hace sol
y no te duele nada,
a cuando tienes el mundo
rendido a tus pies,
y no te basta.
*********
EL SECRETO DE LA VIDA
Escuchas el sonido de la lluvia,
desde la cama, de noche,
junto a ella.
Te giras un poco
y observas
su perfil recortado en la penumbra;
en los labios, en calma,
ese amago de sonrisa.
Y no sabes cómo pero sabes
que no te hace falta
nada más,
que ahí
está todo lo que necesitas.
*********
SEPTIEMBRE
Tú en la playa
––recogiendo––
y el mar desesperado.
***********
Karmelo C. Iribarren
Mientras me alejo
Colección Visor de Poesía
sábado, 17 de marzo de 2018
JUAN BONILLA - METÁSTASIS
METÁSTASIS
Buena palabra para darle al perro
criminal del vecino, o al temible
jefe que nos amarga con sandeces,
pero qué rara nos resulta pronunciada
por la voz triturada de un amigo
con ojos excavados en un rostro
que no parece el suyo. Desde antiguo
sabe escoger la muerte sus pseudónimos.
Prefiere los eufónicos vocablos
alzados en tacones de prestigio
científico. Enciende un cigarrillo
mi amigo y yo contemplo el grano negro
que en su pulmón emite una sentencia
de muerte que otro grano en su garganta
o en su páncreas repite. Qué hago ahora
con mis ganas de celebrar el mundo.
Tres, cinco meses más, qué harías tú,
pregunta sin mirarme envuelto en humo.
Se vive dentro del visor del arma
arbitraría de un francotirador
apostado en quién sabe qué tejado,
el dedo preparado en el gatillo.
Camino por la calle soleada,
siento en la nuca la mirada torva
del francotirador que me asignaron.
Se vive dentro del visor de un arma
que será disparada por borrarte.
No le ahorres trabajo al asesino.
Metástasis
EL BELVEDERE
Pretextos 2002
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